Habréis podido comprobar a lo
largo de todo este tiempo que las casas de muñecas me encantan.
Pues bien, hoy os traigo una entrada repasando la historia de las
casas de muñecas, a veces juguetes para niños y, otras, valiosos objetos de
coleccionistas.
Las casas de muñecas nacieron en
el centro de Europa, las primeras datan del siglo XVII y XVIII y sus usos eran
bien distintos. Empezaron siendo meros objetos de decoración, únicamente al
alcance de familias exclusivas y de la alta burguesía, con mayor poder
económico.
En Alemania se utilizaban como
elemento educativo, con el que las madres enseñaban a sus hijas a cuidar la
casa de muñecas, algo que harían en el futuro con el hogar familiar. Los
holandeses las utilizaban únicamente como objetos de coleccionistas, al igual
que los coleccionistas ingleses. En España, las casas de muñecas llegaron
tardías y se empleaban para conocer la disposición y el aspecto que adquiriría
su futura vivienda.
Esta por ejemplo, es una auténtica
reliquia, la Casa Núremberg es la más antigua que se conserva hoy en día y, tal
es su valor, que se expone en el Museo Nacional de Alemania. La casa Núremberg
data de 1611 y representan una casa urbana de la ciudad alemana.
Sin embargo, además de los usos
coleccionistas y decorativos en los primeros siglos de las casas de muñecas,
destaca que en 1512 la Electora de Sajonia ya regalara una casa de muñecas a
sus tres hijas por Navidad.
En definitiva, antes, como ahora,
existían personas que las utilizaban como actividad de ocio, entretenimiento y
colección, pero también como casas de muñecas para niños. Quizás sea porque,
quien conoce las casas de muñecas desde pequeño, no las abandona nunca y queda
prendado por estas casas maravillosas.